La imagen de San Martín de Tours, patrón
de la localidad sevillana de Carrión de los Céspedes está siendo
sometida a un proceso de conservación-restauración en el estudio de
GESTIONARTE, en Sevilla, por parte de su conservador-restaurador
responsable, Benjamín Domínguez Gómez.
El motivo que ha propiciado dicha
intervención ha sido la intención de que el próximo 11 de Noviembre,
festividad del santo, la imagen vuelva a procesionar por las calles de
la localidad, tras años sin hacerlo, debido al mal estado que presentaba
la peana y que impedía su correcto anclaje a las andas.
Aunque
la patología principal que ha originado la intervención ha sido dicha
consolidación, la imagen está siendo sometida también a un
proceso de limpieza que se verá completado, como es habitual, con la
reintegración volumétrica y cromática de las lagunas existentes.
La imagen de San Martín es una escultura en madera policromada, de bulto redondo (1,5
m alto) que no está documentada. Tampoco se tiene constancia hasta el
momento de la autoría del retablo mayor donde recibe culto. Se ha
querido ver en ella la mano de Juan de Astorga, si bien ésta es una cuestión que merece un estudio en mayor
profundidad, tanto documental como estilístico ya que pudiera incluso
ser anterior al período cromológico del escultor de Archidona.
Estructuralmente está compuesta por una serie de elementos de madera, unidos entre sí con numerosos clavos de forja, muy al uso del s.XVIII en adelante, más aún cuando buena parte de sus ropajes están resueltos con telas encoladas, como es el caso. Posee ojos de cristal conservando su policromía original tanto en la encarnadura del rostro -de muy bella factura- como en el resto de los ropajes, realizados sobre preparación, bol rojo y dorado al agua, en una tonalidad blanca.
Aunque, como ya hemos indicado conserva su policromía original, hay que destacar que los ropajes están notablemente degradados con numerosos arañazos, desgastes o pequeñas roturas, fruto de su manipulación a lo largo de los siglos, actuándose también sobre los mismos en esta restauración.
Aunque, como ya hemos indicado conserva su policromía original, hay que destacar que los ropajes están notablemente degradados con numerosos arañazos, desgastes o pequeñas roturas, fruto de su manipulación a lo largo de los siglos, actuándose también sobre los mismos en esta restauración.
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