Uno de los males endémicos de la profesión de conservador-restaurador, y por consiguiente de la conservación del patrimonio cultural, es la ambigüedad en la que nos encontramos con respecto a la cualificación profesional y la definición de competencias en el ámbito de la cultura. Así, una obra de arte, un documento de archivo o una casulla bordada del s.XVI son actualmente intervenidas en España por licenciados, diplomados, titulados por escuelas taller o incluso personas sin más formación artística que su vocación y experiencia. Esto provoca casos tan estrambóticos como el del Ecce-Homo de Borja que -lejos de ser una aislada crónica de verano-, desgraciadamente es el reflejo de una problemática que viene de lejos. Es evidente, que la profesión de conservador-restaurador tal y como hoy la conocemos, es relativamente reciente (como otras muchas como por ejemplo la de periodista) ya que hasta hace cuatro décadas no existían como tal, encargándose a artistas u otros profesionales las tareas que actualmente desarrollamos.
Por este motivo, los profesionales del patrimonio llevamos muchos años reclamando una definición de la profesión por parte de las autoridades que articule, de una vez por todas, las funciones, competencias y campos de actuación de los restauradores, desarrollando herramientas de formación (titulación específica que ya se ha conseguido) y gestión, incluyendo aquí la definición del perfil profesional que pueda optar a plazas por oposición, concursos, etc. de una manera unitaria en todo el territorio español y europeo. Esto conllevaría el que se pudieran fijar honorarios y salarios más o menos uniformes e incluso -algo también muy importante- tener la posibilidad de apartar del mercado a los "pseudorestauradores" aficionados y sin titulación que habitualmente suelen trabajar en economía sumergida, sin criterios de intervención ni documentación...
Pues bien, el parlamento italiano ha dado luz verde para la modificación del art. 182 de la ley de Bienes Culturales y Paisaje con la intención de definir la cualificación (EQF) profesional a la que nos referimos. La reforma de la norma transitoria para la adquisición de las calificaciones profesionales de conservador-restaurador y de ayudante de conservador-restaurador de bienes culturales están, por lo tanto, a un paso a convertirse en ley. La base legal de donde surge la propuesta italiana es una recomendación del Parlamento Europeo que, para que sea vinculante, los países miembros deben adecuar a su formato de ley (que en España puede tener forma de real decreto).
Precisamente en nuestro país, la asociación de conservadores-restauradores ACRE lleva tiempo movilizándose y trabando en este tema. De hecho, en
la Reunión de Directores y Decanos, en mayo de 2012 en el IPCE,
propuso "establecer un sistema que vincule las titulaciones oficiales
actuales con el Marco Europeo de Cualificación, por ejemplo con la
Introducción de una referencia al EQF (The European Qualifications
Framework) en todas las titulaciones oficiales, en el suplemento europeo
al título; y respecto a los ya titulados: establecer mediante un
sistema de acreditación que nivel EQF le corresponde relacionado con su
titulación oficial y con su trayectoria profesional".
Esperamos que pronto podamos congratularnos de que en España hemos avanzado en el mismo camino. Falta nos hace.
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