Hasta hace unos años, en los que los medios de comunicación no atendían
de ordinario a las cofradías hasta que no llegaba el Miércoles de
Ceniza, la información cofrade se limitaba prácticamente a estos
cuarenta días de espera. Cuarenta días en los que se sucedían artículos
en el diario ABC ("La Cuaresma de ABC", todo un clásico) o el Correo de
Andalucía, elaborados normalmente por profesores universitarios o
periodistas y estudiosos de la Semana Santa de reconocido prestigio.
Sólo hay que echar un vistazo a la hemeroteca para comprobar el rigor
con el que se solían abordar estos temas.
Lo mismo ocurría con las exposiciones o las celebraciones litúrgicas extraordinarias que eran eso, extraordinarias. Si bien es cierto que las muestras organizadas por la extintas Cajas de Ahorro pecaron algunas veces de escaparatismo cofradiero, en general y para esa época, permitieron contemplar un patrimonio oculto hasta el momento (prácticamente inédito para el público de a pie) que estaba reservado durante todo el año en sacristías o armarios (muy lejos de las casas de hermandad actuales dotadas de vitrinas y salas de exposición permanente). Bernales Ballesteros, Palomero Páramo, González Gómez, García de la Concha, Moreno... son firmas que aparecen con asiduidad en los comisariados de exposiciones o en artículos de prensa. Profesionales del arte, de la historia o del periodismo durante todo el año y que, por su condición de cofrades o simplemente interesados como estudiosos del tema, abordaron cuestiones hasta el momento no estudiadas. La última de esas exposiciones "de calidad" pudo ser la que en el año 2000 el Diario de Sevilla patrocinó sobre Juan Manuel Rodríguez Ojeda y que comisionó Carlos Colón, suponiendo el epílogo de los mejores años de las muestras en el edificio de la plaza de San Francisco.
Hoy el panorama es bien distinto: La información es costante durante todo el año y las exposiciones y actividades culturales relacionadas con la Semana Santa se han multiplicado. Sólo desde Navidad hasta el Domingo de Ramos se pueden organizar en toda la provincia entre diez o quince exposiciones, sin que probablemente la mayoría cumpla con unos mínimos exigibles en materia de museografía. Y todo no es cuestión de dinero, aunque desgraciamente, influye en buena parte en el resultado final.
No se discute la buena intención de los organizadores ni el esfuerzo que supone sacar a la luz estos proyectos, sin embargo, lo verdaderamente lamentable es que una realidad tan rica como es la Semana Santa, con todas sus vertientes (principalmente la religiosa, pero también la musical, plástica, social, artropológica,...) haya quedado limitada a una secuencia de insignias o fotografías curiosas, con la profundidad y el calado que tiene para la ciudad en general y para los cofrades en particular, esta gran manifestación de religiosidad popular que se viene celebrando desde hace siglos. Y lo mismo podríamos decir del Corpus, de la Feria, de los Toros...
Mientras que presentamos cientos de carteles cada año, existe una
colección pictórica y documental imprensionante que pocos conocen.
Mientras que exponemos unos cuantos elementos de los pasos, se "pudren" en el
olvido bordados del s.XVIII, orfebrería de calidad o retablos de una
importancia capital, testigos de un legado heredado generación tras
generación. En otros lugares del globo, la ciudad tendría un museo o centro de interpretación de la Semana Santa, rutas para la visita de las Iglesias, una web profesional y completísima sobre el fenómeno tanto en el ayuntamiento como en la diocésis y, por supuesto, cada Cuaresma, una exposición a nivel profesional en un espacio adecuado y con una temática variada y preparada durante los meses restantes del año. Pero claro, esa no sería Sevilla.
Urge abordar el tema desde una perspectiva profesional (donde incluímos también el aspecto religioso, que hace falta un poquito de didáctica también...). Con un patrocinio e inversión adecuados que permitan el montaje en un edificio acorde, presentar una correcta distribución, llevar a cabo una investigación en profundidad y una difusión en los medios como cualquier otra exposición o actividad que se precie. Edición de catálogo, cartelería, conferencias y conciertos.... Aquí, la "Fundación La Caixa" tiene una oportunidad de oro para implantarse definitivamente en la ciudad y tomar el testigo de las antiguas cajas. En Andalucía, más que un CaixaFórum carísimo, le saldría más rentable el patrocinio anual de una gran exposición sobre alguna de las fiestas de la ciudad o la efeméride de turno. Un evento organizado con rigor y rotundidad. O cualquier otra gran empresa con implantación en esta tierra. La todavía no aprobada ley de Mecenazgo puede ser un gran apoyo. A vér que pasa.
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