miércoles, 15 de julio de 2020

En restauración la imagen de San Ignacio de Loyola del colegio Portaceli

Desde hace ya algunas semanas andamos inmersos en la restauración de la imagen de San Ignacio de Loyola que figura en el hall del colegio sevillano "Inmaculado Corazón de María" (Portaceli), perteneciente a la "Fundación Loyola", obra apostólica de la Compañía de Jesús en Andalucía, Canarias y Extremadura. Dichos trabajos nos han sido encomendados gracias a la iniciativa de  la Asociación de Antiguos Alumnos de dicho centro, que se ha hecho cargo de la financiación del proyecto.

Descripción de la obra

La imagen, de bulto redondo y apoyada sobre una peana ochavada de aspecto jaspeado, representa a San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. De tamaño natural (alcanza los 195 cm de altura total), se muestra de pie, con el derecho ligeramente avanzado y la cabeza erguida, mirando al horizonte. Con la mano derecha sujeta el asta de una bandera blanca que le envuelve el cuerpo, rodeándolo. En la misma bandera figura, a la altura de la cabeza, un nimbo donde se insertan las iniciales del lema de la compañía A.M.D.G. (Ad Maiorem Dei Gloriam); en la mano izquierda, dispuesta hacia abajo, porta un libro (que bien pudieran ser "Las Constituciones" de la Compañía o bien los "Ejercicios Espirituales"). Viste el hábito jesuita de la época, esto es, sotana con fajín y manteo negros, cuyos bordes quedan ricamente adornados como en el pecho, donde figura el anagrama IHS. Está realizada en madera tallada y policromada, decorada con estofados sobre oro fino. Posee ojos de cristal. 




Es obra del jesuita P. Victoriano Salmón S.J. (1839-1910) quien debió ejecutarla hacia 1885. Los también jesuitas Julio Alarcón y Fernando García Gutiérrez estudiaron en 1923 y 1991 respectivamente la figura del padre Salmón, al que consideraron “un escultor singular (…) dotado de una inspiración innegable”.


Imagen de San Ignacio del Colegio de
N.S. del Recuerdo (Madrid)
Victoriano Salmón nace en Madrid el 18 de octubre de 1839. Su padre, vaciador del escultor Grajera, tenía un empleo en el Museo del Prado, al cual acudirá frecuentemente durante su infancia. Estudia en la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando, donde obtendrá calificaciones muy altas, obteniendo posteriormente una beca para pasar dos temporadas en Segovia, realizando trabajos de decoración y restauración.  El 13 de marzo de 1863 ingresa en el Noviciado del Puerto de Santa María a la edad de veintitrés años. Ya en la Compañía, sus superiores quisieron que continuara su labor artística, en paralelo a sus estudios, que desarrolla primero en El Puerto de Santa María,  León y Poyanne (Francia) –en época de expulsión- ordenándose sacerdote el 26 de julio de 1875. Destinado en Orduña (Vizcaya) desde, al menos, 1871, en 1882 es destinado a Madrid, al nuevo colegio de Chamartín. En este período es cuando realiza algunas de sus mejores obras, como la Virgen del Recuerdo y los cuatro ángeles para decorar el presbiterio del templo del citado colegio madrileño, entre otros. De esta época es el San Ignacio envuelto en la bandera “de la mayor gloria de Dios”, con la que el padre Salmón –en palabras del P. García Gutiérrez- renueva la iconografía de este santo, considerándola como la obra más importante del escultor jesuita, también del Colegio de Ntra. Sra. del Recuerdo de Madrid. Es, precisamente, una versión de esta escultura -que no exactamente una réplica como se ha dicho-  la  del colegio Portaceli de Sevilla, a la que se suman, al parecer, otras repartidas por España y América.

El buen hacer del escultor jesuita llegará a oídos del P. General, el español P. Luis Martín S.J., el cual encargará al P. Salmón unos relieves sobre la vida de San Ignacio, los cuales nunca llegarán a Roma, conservándose en la Casa de Loyola. En 1893 es destinado al colegio de Villafranca de los Barros, donde permanecerá hasta su traslado a Almería a principios  de 1910, donde fallecerá en 30 de octubre. 

Su obra puede definirse como una singular aportación a la escultura romántica española, y está caracterizada, según el padre García Gutiérrez, por la grandiosidad, la expresión de los sentimientos y la originalidad de las composiciones, características que encontramos en la pieza que nos ocupa, así como en el monumental Sagrado Corazón de Jesús que se venera en la hornacina central del retablo mayor de la iglesia de los Jesuitas en la calle Jesús del Gran Poder de Sevilla, fechable en la primera década del s. XX.

A pesar de todo lo expuesto, nos ha llamado poderosamente la atención el que la imagen que venimos estudiando no figure entre las que se relacionan en el libro Iconografía de San Ignacio de Loyola en Andalucía, un extenso catálogo iconográfico editado en 1991 con motivo del V Centenario del nacimiento de San Ignacio y que, sin embargo, no incluye a esta singular escultura. Es probable que, por su estética decimonónica, no haya recibido –pensamos- el reconocimiento artístico y patrimonial que, sin embargo a nuestro juicio, ostenta y que los trabajos de conservación-restauración emprendidos ayudarán, sin duda, a su puesta en valor. 

Historia material 

Si atendemos a la placa conmemorativa que figura en el frontal de la peana de la imagen, ésta pudo llegar a Sevilla en 1914, con motivo del centenario de la primera restauración de la Compañía y entronizada en el colegio de Villasís.  Desde entonces, ha ocupado diferentes localizaciones en el interior del edificio educativo y sus diferentes sedes hasta ocupar la actual, en el hall o “portería” del colegio ubicado desde 1950 en la "Huerta del Rey", en pleno barrio de Nervión de la capital hispalense.



La imagen presidiendo una eucaristía en el patio del Colegio de Villasís.


Documentalmente sólo tenemos constancia de una intervención restauradora, efectuada en 1992 por la empresa SECOR S.L. si bien hemos podido verificar como la escultura fue intervenida con anterioridad, al menos, en una ocasión más. 

Análisis del estado de conservación

En términos generales, el soporte de madera no presentaba alteraciones destacadas que pusieran en peligro la perdurabilidad de la imagen. Tan sólo las numerosas grietas verticales desarrolladas a consecuencia del sistema de construcción y materiales empleados, así como la incidencia de la Temperatura y Humedad Relativa (HR) que afectan directamente a la estabilidad de la madera y, consecuentemente, al revestimiento polícromo.



Estado de conservación previo a la intervención. Detalle. 



Sin embargo, en lo que al estrato de revestimiento se refiere -comúnmente denominado como policromía-, el deterioro es altamente significativo por varios motivos: En primer lugar, porque presenta numerosos desgastes, abrasiones y pérdidas de dorado y color, lesiones que tienen una fácil explicación si consideramos que esta escultura ha estado al alcance del alumnado durante más de un siglo y su mantenimiento ha corrido a cargo del personal de limpieza ordinaria del centro. Ello ha supuesto que las zonas más sobresalientes o de fácil acceso (peana, bandera, pie...) presenten un notable deterioro, acumulado con el paso de los años. También son significativas las pérdidas de materia (lagunas) que en un buen número se reparten por toda la superficie de la imagen. 

Por otro lado, las intervenciones restauradoras acometidas no han hecho más que agravar el problema, por cuanto vinieron a resolver los daños  aplicando "pátinas" y retoques al óleo que en la actualidad se mostraban alterados. Además, estas reparaciones (realizadas con materiales y una praxis actualmente obsoletos), ocultaban buena parte de la policromía original de la imagen. En consecuencia, podían apreciarse por la superficie de la imagen (especialmente sobre la bandera) muchas zonas oscuras o manchas que respondían a dichas aplicaciones.





A ésta alteración cromática hay que sumar la acumulación de depósitos en superficie (polvo, etc.), todavía más destacada en las zonas de difícil acceso, que otorgaban a la obra un aspecto oscurecido y gris, además de favorecer la proliferación de agentes biológicos. 




Tratamiento de conservación-restauración:

Los trabajos, que tendrán una duración aproximada de tres meses, quedaron debidamente fundamentados y propuestos en el informe técnico redactado con fecha marzo de 2019. En él se establecieron los diferentes tratamientos a realizar, el presupuesto de ejecución y las medidas preventivas a adoptar una vez culmine el proceso restaurador. 

Una vez trasladada la obra al estudio de conservación-restauración se ha procedido a realizar un estudio fotográfico detallado, tanto con luz natural como rasante y ultravioleta, que sirva para documentar el estado de conservación previo a la intervención. Igualmente, se han realizado las pertinentes pruebas técnicas (test de limpieza, etc.), para concretar la metodología a emplear. 



Fotografía mediante iluminación con luz ultravioleta.



Pruebas de limpieza donde puede apreciarse la policromía original de la imagen
oculta bajo aplicaciones posteriores (pátina artificial).



Más concretamente, el proyecto contempla llevar a cabo las siguientes actuaciones:

- Eliminación de polvo y otros depósitos en superficie
- Fijación de levantamientos de la capa pictórica 
- Limpieza química y mecánica del revestimiento polícromo
- Consolidación del soporte de madera
- Reintegración volumétrica de las lagunas existentes (estucado)
- Reintegración cromática de las lagunas existentes
- Barnizado de protección final.




Bibliografía:

- ALARCÓN, Julio. Un escultor singular. Apuntes biográficos entre ascéticos y artísticos. Bilbao: Editorial Mensajero, 1923.
- CARRETERO J.M. et all. Iconografía de San Ignacio de Loyola en Andalucía. Sevilla: Compañía de Jesús, 1990.
- GARCÍA GUTIÉRREZ, Fernando. El P. Victoriano Salmón en Boletín de Bellas Artes, 2ª Época, nº XIX, 1991.
- RÉAU, Louis.  Iconografía del arte cristiano. Barcelona: Ediciones del Serbal, 1997. Tomo 2; volumen 4. Págs. 101-105.
- SALE, Giovanni (coord.). Ignacio y el arte de los jesuitas. Bilbao: Mensajero, 2003.
- SOTO ARTUÑEDO, Wenceslao. Coordenadas histórico-geográficas de la provincia bética de la Compañía de Jesús en El Arte de la Compañía de Jesús en Andalucía 1554-2004. Córdoba: Obra social y cultural CAJASUR, 2004. Págs. 15-56.