lunes, 4 de noviembre de 2013

Tesoros por descubrir: El Mausoleo de Joselito

Ciertamente el título de la entrada de nuestro blog de gestionarte no le hace justicia al monumento, puesto que son muchos los que conocen y valoran esta singular obra. Sin embargo, la relación de artículos que venimos publicando bajo esta serie de "tesoros por descubrir" tratan poner de manifiesto el valor de aquellas obras que, a pesar de ser conocidas por los más eruditos, no forman parte del ideario colectivo. Como noviembre es un mes de cita obligada con el cementerio para muchos, traemos a nuestra página uno de los conjuntos escultóricos más importantes de la ciudad de Sevilla, conservado en el cementerio de San Fernando: "El Mausoleo de Joselito" realizado por el escultor valenciano Mariano Benlliure en 1940. Un ejemplo de vanguardia frente a la repetición de modelos reiterativos (en la imaginería procesional en madera, por ejemplo) que sin embargo, el pueblo agradece y apoya reiteradamente dejando atrás monumentos de esta singular envergadura.



Mariano Benlliure nació en Valencia, en el seno de una familia de amplia tradición artística, aunque humilde. Su padre realizaba trabajos de decoración ornamental en viviendas muy del gusto de la alta sociedad de la época. Entre sus hermanos mayores destacaron los pintores Juan Antonio y José Benlliure.

Mariano fue un creador muy precoz, pues desde muy niño dejó muestra de su don para la escultura. Hizo su primera obra importante en Zamora, a la temprana edad de 15 años, en 1878. Allí, la misma persona para la que trabajaba temporalmente su padre, le encargó un paso procesional, 'El Descendido', para la Real Cofradía del Santo Entierro de esa ciudad. El que sería uno de los más famosos escultores españoles de todos los tiempos comenzó a cultivar en su juventud una materia en la que ocupa un lugar destacado: la tauromaquia, con representaciones en bronce de las distintas suertes y protagonistas del toreo. A los trece años participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1876 presentando un grupo escultórico de cera llamado La cogida de un picador.


En 1879 fue a Roma, donde, fascinado por Miguel Ángel, abandonó los pinceles para dedicarse exclusivamente a la escultura. En 1887 se estableció definitivamente en Madrid, donde, en la Exposición Nacional de dicho año, obtuvo la Primera Medalla por la estatua del pintor Ribera. Su nombre pronto adquirió fama. Los bustos y monumentos públicos que realizó son numerosos, entre otras razones porque ganaba casi todas las convocatorias públicas. Caracteriza su estilo un naturalismo detallista y minucioso, un impresionismo espontáneo, de modelado nervioso, tan rápido y vivaz que queda patente en el barro la huella manual del artista. En este orden alcanzó una maestría prodigiosa. Alfonso XIII le encargó trabajos para la Casa Real. Obras importantes suyas son los monumentos de Castelar, Gayarre, María Cristina de Borbón, San Martín, Velázquez, Fortuny, Joselito y Pastora Imperio. Cultivó además la imaginería religiosa. Ha dejado una producción vastísima, dominando un amplio abanico de técnicas. Alternó sus estancias en Roma con viajes a París y obtuvo primeras medallas en las Exposiciones Internacionales de Berlín, Múnich, Viena y París. Además, fue Director de la Academia de España en Roma, Director General de Bellas Artes y Director del Museo de Arte Moderno de Madrid, así como miembro de diversas Academias de Bellas Artes en Madrid, Valencia, Zaragoza, Málaga, San Lucas de Roma, Milán, Carrara y París, y recibió innumerables condecoraciones como la Legión de Honor francesa, Comendador de la Orden de la Corona italiana o la Gran Cruz de Alfonso X de España.

El Mausoleo de Joselito, realizado tras la muerte del torero Joselito por asta de toro, ocurrida el 16 de mayo de 1920 en la plaza de Talavera de la Reina, es una de las obra emblemáticas del escultor en el género de los monumentos funerarios y el Museo de Bellas Artes de Valencia conserva el modelo original en escayola, a partir del cual se sacó el molde para la cera que daría paso a la obra en bronce definitiva, que puede verse en el Cementerio de San Fernando en Sevilla. El modelo fue donado por Mariano Benlliure en 1940, pero permaneció mucho tiempo en el almacén, fruto de su lamentable estado de conservación, hasta que en 2012 fue interveido y expuesto de nuevo. 

Mariano Benlliure presenció el entierro, que tuvo uno de sus momentos más emotivos cuando el féretro entró en el templo de San Gil, donde se encuentra la Virgen Macarena. Ese fue el origen de este impresionante conjunto escultórico. La estructura del grupo es una composición horizontal con 18 figuras que acompañan el ataúd abierto del torero. El cortejo fúnebre está formado por algunos miembros de la cuadrilla de Joselito: la guapa gitana María de las Cartas que encabeza la comitiva, el Duque de Veragua en representación de los ganaderos, seguido por el desconsolado Ignacio Sánchez Mejías que clama al cielo.

Pocos autores de conjuntos escultóricos de la ciudad pueden hacer gala de tan imponente currículum como el que atesoró este artista valenciano. Si van por el cementerio, no olviden disfrutarlo. 

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