Con motivo del día Internacional contra la Violencia de Género, el Ministerio de Cultura -jugando ya en tiempo de descuento- no ha tenido otra idea que crear una nueva calificación para las películas denominada "Especialmente recomendado para la igualdad de género". Apurando sus últimos días, parece que la cruzada feminista no se cansa de arrojar a la sociedad medidas incongruentes, sectarias y faltas de rigor. Esta medida -inédita en el ámbito internacional- se sumará a las calificaciones por edades y tiene el apoyo del Instituto de la Mujer (seguro que con subvenciones específicas, entre otras cosas).

Mientras más discriminación positiva, más se evidencia la falta de profesionalidad y rigor de quien apoya esto. Ser igual es, precisamente eso, ser igual. Competir "sin coger carrerilla". Salir al mercado sin un "as en la manga" y sin complejos. Pero hay algunas que le han cogido "el punto" a esto y han hecho un negocio del feminismo. Hoy es más rentable ser mujer en muchas profesiones. Y entre los emprendedores y en el arte, por supuesto (¿Quien no ha leído alguna vez en las bases de alguna ayuda o promoción que a las mujeres se les puntúa más o se les da más dinero, por ejemplo?).
Frente a esto, otras muchas mujeres están ya un poquito hartas de que se les meta en el mismo saco. Y que conste que estas líneas se escriben desde el mayor de los respetos. Hay medidas que son muy loables y necesarias, especialmente las dedicadas a la conciliación laboral, maternidad (sólo pueden ser madres las mujeres), violencia de género -aunque los hombres todavía no tienen un teléfono donde llamar- etc. Medidas muy necesarias en nuestra sociedad actual, pero lo de las películas es "rizar el rizo". Dejen de hacer películas que satisfagan a los paniaguados para cobrar subsididos y dediquen su tiempo a llenar las salas de cine. Verán como al final llegan a la conclusión que trabajar no está tan mal, y si es en lo que te gusta, hasta se disfruta. ¡Qué somos unos privilegiados!