En los últimos días se viene "rumoreando" en la prensa y otros medios,
la posibilidad de dedicar la antigua Fábrica de Artillería (avenida de
Eduardo Dato, en Sevilla) como sede de oficinas del Ayuntamiento. Más concretamente
parece plantearse el traslado de la Delegación de Hacienda, entre otras. Ésta no deja de ser una más de las ideas planteadas desde que el
ayuntamiento (anterior gobierno del PSOE) se hizo cargo del inmueble tras dejar de tener uso como
edificio militar. Sin embargo, la actual situación de crisis económica y el trabajo de reducción del gasto corriente que está llevando a cabo el equipo del PP, ponen en peligro la oportunidad de llevar a cabo un proyecto acorde con el emblemático edificio y, sobre todo, con las necesidades turísticas y culturales de la ciudad (ojo: el único segmento de actividades que parece resistir un poquito mejor estos tiempos en Andalucía).

El actual museo tiene una superficie de 7.775 metros cuadrados y con la ampliación del Palacio de Monsalves -¿la veremos alguna vez?- apenas superaría los 10.000 metros, eso sí, divididos en dos edificios. La fábrica de Artillería tiene 22.000 metros cuadrados y una de las dificultades que tiene para su uso (la compartimentación de espacios) se convierte aquí en un valor positivo ya que existen numerosos recursos museográficos para darle "forma" a las salas sin necesidad de dañar el inmueble. Tiene patios repartidos para descanso, zonas "nobles" de gran belleza para auditorio, sala de conciertos, exposiciones temporales...Está en una zona de gran desarrollo de la ciudad y cercana al centro (prácticamente en la ronda histórica) y, sobre todo, es un edificio emblemático, cuestión esta nada desdeñable para ser sede de un museo de prestigio.

Precisamente porque estamos en crisis, es el momento de pensar en el futuro, de no seguir "parcheando" una ciudad que está hipotecada por unas "setas" de madera, una torre que no sabe que día se va a parar y por tantos y tantos proyectos de ideología más que de gestión que dilapidan los presupuestos anuales. La Fábrica de Artillería se podrá dedicar a Museo, a Centro Cultural o lo que sea, pero dedicarlo a oficinas es lo más parecido a echarle de comer caviar a las gallinas, osea, un desperdicio.
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