lunes, 27 de julio de 2009

La restauración de un retablo en Salteras abre nuevas perspectivas a los investigadores




La intervención que se está llevando a cabo en el retablo dedicado al Sagrado Corazón de Jesús en la localidad sevillana de Salteras, está propiciando el cotejo de los datos existentes acerca de su autoría y procedencia.

Y es que el origen de esta obra, que se puede encuadrar en el siglo XVII, no está del todo claro para los historiadores locales. La atribución de las pinturas del banco y puerta del Sagrario al afamado pintor sevillano Francisco Herrera "El Viejo" añaden además un factor importante a la investigación, pues estaríamos hablando de obras de primer orden, en lo que ha pintura barroca se refiere.

Dos son las hipótesis que se sostienen sobre esta pieza: Una de ellas, que fue ejecutada para este lugar por encargo común de la Hermandad Sacramental y de Ánimas de la Parroquia de Nuestra Señora de la Oliva, y que era presidida por la Inmaculada Concepción (actualmente en el Sagrario del templo).

La segunda de las hipótesis, es que es una parte del retablo mayor del Convento de San Basilio de Sevilla y que, debido a esa procedencia, conocemos la autoría de las tablas.

El próximo mes de Septiembre se procederá a la entrega de la obra y la bendición, tras la que se podrá admirar y estudiar con mayor detenimiento esta joya poco conocida del aljarafe sevillano.



lunes, 6 de julio de 2009

Entregada la imagen del Stmo. Cristo de las Misericordias de Osuna

La imagen del “Cristo de la Misericordia”, que se venera en la iglesia del Convento de la Encarnación de las Mercedarias Descalzas de Osuna (Sevilla), ha sido sometida a un proceso de conservación-restauración bajo el patrocinio y supervisión de la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Dicha intervención ha corrido a cargo de un equipo de técnicos de GESTIONARTE y  ha supuesto una inversión total de 17.168 euros.

Junto a la intervención de la imagen, ha tenido lugar una actuación parcial sobre el retablo que la alberga para paliar el ataque de xilófagos que presentaba, sobre todo la zona baja del mismo.

La obra es una escultura en madera policromada, talla anónima fechable en la primera mitad del s. XVI y que representa a Jesús muerto en la cruz. La pieza –de tamaño algo menor del natural- se encontraba en un lamentable estado de conservación ya que presentaba, entre otras patologías graves, un ataque de insectos xilófagos generalizado por toda la superficie y el interior de la imagen, cuestión que se pudo comprobar gracias a los estudios técnicos previos realizados sobre la misma al inicio de los trabajos. Y es que la obra, fue trasladada a Sevilla en el verano de 2008 para someterla a un exhaustivo examen radiológico y a una Tomografía Axial Computerizada (T.A.C.) con lo que se pudieron completar los datos técnicos y patologías que presentaba la imagen, como el que era una escultura realizada directamente sobre la pieza central del tronco de un árbol, sin ahuecar, y que por tal motivo, presentaba una fenda vertical que recorría todo el torso de la imagen, fruto de los movimientos inherentes del secado de la madera y que habían provocado más de una intervención restauradora para enmascarar el daño en épocas pasadas.
La obra es una escultura en madera policromada, talla anónima fechable en la primera mitad del s. XVI y que representa a Jesús muerto en la cruz. La pieza –de tamaño algo menor del natural- se encontraba en un lamentable estado de conservación ya que presentaba, entre otras patologías graves, un ataque de insectos xilófagos generalizado por toda la superficie y el interior de la imagen, cuestión que se pudo comprobar gracias a los estudios técnicos previos realizados sobre la misma al inicio de los trabajos. Y es que la obra, fue trasladada a Sevilla en el verano de 2008 para someterla a un exhaustivo examen radiológico y a una Tomografía Axial Computerizada (T.A.C.) con lo que se pudieron completar los datos técnicos y patologías que presentaba la imagen, como el que era una escultura realizada directamente sobre la pieza central del tronco de un árbol, sin ahuecar, y que por tal motivo, presentaba una fenda vertical que recorría todo el torso de la imagen, fruto de los movimientos inherentes del secado de la madera y que habían provocado más de una intervención restauradora para enmascarar el daño en épocas pasadas.

Durante once meses se ha intervenido la obra, en un taller montado “ex profeso” en el mismo edificio procediéndose a realizar tareas de desinsectación por medio de anoxia, fijación de dorados y policromía, consolidación estructural de toda la imagen, limpieza de la suciedad superficial, barnices y repintes así como la reintegración volumétrica y cromática de toda la obra. Igualmente, se ha procedido a la sustitución del sistema de anclaje a la cruz y los clavos por unos de acero inoxidable donde se han recuperado las "azucenas" antes mencionadas.