lunes, 4 de septiembre de 2017

Repuesta al culto la imagen de Ntra. Sra. de los Dolores, titular de la Hermandad de la Vera Cruz. Guillena (Sevilla)

El pasado día 5 de agosto se reponía al culto la imagen de Ntra. Sra. de los Dolores, titular de la Cofradía de la Vera Cruz, de la localidad sevillana de Guillena, tras los trabajos de conservación-restauración llevados a cabo durante algo más de dos meses por nuestro equipo, como informamos en nuestro blog de gestionarte (puedes obtener más información pinchando aquí). Este período se corresponde con la fase operativa del proyecto (o intervención material sobre la imagen), que había comenzado en diciembre de 2013 y donde el objetivo era revisar el estado de conservación de la  obra y proponer, a tenor de los datos recabados, las actuaciones necesarias para su correcta preservación.

Para ello, se sometió a la imagen a un estudio exhaustivo, que incluyó la realización de radiografías, análisis físico-químico de la policromía con toma de muestras, fotografías con luz ultravioleta así como una revisión de la información histórico-artística de la obra en cuestión.

Como resultado, las actuaciones acometidas podemos dividirlas en varias líneas de trabajo que pasamos a exponer de forma resumida a continuación:

- Eliminación de elementos metálicos: En los casos en los que eran el origen de patologías afectas tanto al soporte como a la policromía de la imagen, han sido sustituidos por espigas de madera. Fundamentalmente, se trata de elementos incorporados en alguna de las intervenciones recientes de la imagen, fundamentalmente en la de 1955, en la que se "refuerza" la unión de la mascarilla dentro de una intervención "integral" de la escultura. También aquellas que servían como anclaje de la obra al candelero o colocación de la corona, entre otras.

- Tratamiento de la policromía: La imagen presenta una repolicromía, superpuesta a la original del s.XVIII, ejecutada en 1955 por el escultor Manuel Pineda Calderón, quien la remodela en profundidad, que presentaba algunas alteraciones en superficie. Sobre ésta, se localizaban repintes y otras alteraciones -como restos de adhesivo- adheridos a la obra en la intervención efectuada por el escultor Francisco Berlanga en 1984 y/o en sucesivas actuaciones puntuales como la reposición de lágrimas o pestañas. Por último, un estrato de depósitos de polvo y un leve amarilleamiento del barniz proporcionaban a la imagen, más que un oscurecimiento, un aspecto irregular, "manchado" y desigual de la encarnadura.




El tratamiento de limpieza efectuado se ha centrado en la eliminación de las alteraciones descritas hasta devolver a la encarnadura realizada por Pineda Calderón un aspecto homogéneo. Para ello, ha sido también necesaria, como es lógico, la reintegración volumétrica y cromática de las lagunas existentes bajo dichas alteraciones, u otras existentes en superficie, consiguiendo así una visión estética adecuada a la realidad de la obra.

La recuperación de la policromía subyacente del s.XVIII quedó descartada, en primer lugar, por el carácter sacro de la obra y su funcionalidad devocional, lo que obliga a preservar, en la medida que el tratamiento lo permita, el aspecto que presentaba la obra antes de la restauración; en segundo lugar, porque no se conserva un porcentaje lo suficientemente elevado de la misma; y, por último, porque la intervención de 1955 es la que le otorga a la talla la morfología y aspecto que actualmente presenta, por lo que la repolicromía aplicada por Pineda Calderón es, además de testimonio de la historia material,  parte consustancial a la obra que hoy contemplamos. Excepcionalmente, se han retirado las capas de pintura aplicadas sobre la cabellera tallada de la imagen, dado lo burdo de dichas aplicaciones -incluida la de 1955-, la calidad de la talla de la obra original (oculta por las gruesas capas) y su no afección a la visión de la imagen una vez está expuesta al culto (queda cubierta por la vestimenta). Igualmente, por la necesidad de acceder al soporte de madera en la zona superior del cráneo y las sienes, espacios realmente afectados en el soporte de madera y ampliamente recubiertos de yeso y telas encoladas. El resultado ha sido realmente satisfactorio, dado que devuelve a la cabeza de la imagen su lectura morfológica y polícroma completa, imprescindible para entender la obra de su autor, y que había sido desechada por la condición de imagen de vestir que ostenta la imagen.

- Sustitución de la pestañas:  Las que presentaba la imagen no tenían, ni la morfología adecuada ni habían sido colocadas correctamente, por lo que distorsionaban la mirada de la dolorosa. Su sustitución ha permitido corregir dicha alteración, tan importante desde el punto de vista estético.

- Revisión y sustitución de los elementos afectos a su funcionalidad:  Se han actualizado, en los casos en los que era necesario, los elementos constitutivos de la estructura de una imagen de vestir, como son el candelero, los brazos articulados, anclajes para la colocación de elementos iconográficos, etc. con el objetivo de asegurar una correcta conservación de de los mismos a futuro y el adecuado funcionamiento -tanto estético como mecánico- a tenor de la funciones que cada uno de ellos  tiene encomendados.






Nota: Dado el carácter devocional de la obra y su condición de imagen de vestir, las fotografías que mostramos se limitan a aquellas zonas que son visibles de forma ordinaria.