martes, 21 de mayo de 2013

¿Derribar San Agustín es la solución?

Con sorpresa e incredulidad hemos leído hace pocos días la siguiente noticia:  "El Obispado de Cádiz no descarta demoler la iglesia derruída en Medina Sidonia". Al produndizar en la noticia leemos que se trata de un templo construído a partir de 1575, repleto de retablos, esculturas, pinturas murales... que permanecía cerrado desde 1986. Según hemos podido conocer, la historia de este templo barroco está jalonada de avatares diversos desde su desamortización en el siglo XIX. Sin embargo, su reciente pasado, el de los últimos 30 años es el que se antoja más complicado: un edificio clausurado, plagado de filtraciones y en riesgo de derrumbe. Mientras, los plásticos, lonas y cubos intentaban frenar el avance imparable del agua por unos muros de revestimientos levantados y frescos perdidos por la acción de la humedad. A duras penas se conservaba el inmueble hasta que el pasado día 8 de mayo, parte de la nave del templo se derrumbó provocando una situación que se venía barruntando desde hacía años.

A tenor de los hechos, el Obispado de Cádiz a través de su delegado de Patrimonio en la Diócesis, P. D. David Gutierrez ha destacado que la recuperación tras el derrumbamiento del muro, bóvedas y cubiertas de la Iglesia de San Agustín tiene difícil solución y es más que probable que, finalmente, haya que proceder al derribo total del templo, veredicto que comparte el arquitecto del Obispado, tras la profunda inspección del inmueble realizada días atrás. El delegado de patrimonio de la Diócesis de Cádiz y Ceuta destacó por otra parte el precario o lamentable estado de conservación en el que se encuentra buena parte del patrimonio religioso que se levanta en la propia Medina. Asumen que no cuentan con dinero para afrontar las obras necesarias. Por otra parte, desde la Junta de Andalucía, Fernando López Gil, delegado del Gobierno en Cádiz, ha informado que, al no ser un edificio catalogado como Bien de Interés Cultural y contar Medina Sidonia con un plan de protección del casco antiguo, era competencia del Ayuntamiento el control de la conservación de edificios incluidos en su catálogo de protección. En todo caso, constató: «Lo único que podemos hacer es autorizar una demolición parcial, a la vez que asesorar al Ayuntamiento». Por su parte, el Ayuntamiento de Medina Sidonia acordó ejecutar unas obras con carácter urgente y de emergencia en la iglesia de San Agustín para garantizar la seguridad de los vecinos de las calles adyacentes, especialmente en Mateos de Guevara y evitar nuevos nuevos riesgos de desplomes. 

Al principio de estas líneas decíamos que leíamos la noticia con incredulidad ya que nos parece verdaderamente inaudito que se pueda plantear el derribo de un templo como solucíón a los problemas causados por su estado de conservación. Ya de por sí, el atasco burocrático que durante treinta años parece haber causado tan deficiente mantenimiento podría ser causa suficiente, como para aunar fuerzas en torno a la rehabilitación de este templo, en el que parece lleva tiempo el ayuntamiento interesado pero que aún no ha sido posible firmar un acuerdo de cesión, uso o cualquier variante administrativa que permita su salvaguarda y puesta en valor. De hecho, a pesar del titular tan escabroso, estamos seguros que el derribo no llegará a producirse y que, a buen seguro, los responsables del inmueble y las administraciones públicas llevarán a buen término las obras de tan degradado edificio.

Para conocer algo más sobre este inmueble hay que indicar que data de la fundación del Convento de Nuestra Señora de la Paz, de agustinos calzados, en 1575. Se asentaba la comunidad en el antiguo hospital de la misma advocación y en 1596 los canteros Esteban Isaguirre y Bernabé Rodríguez culminaban la capilla mayor que albergaría a la Virgen de la Paz (hoy en Santa María la Coronada). Las obras fueron posibles gracias a mecenas como Mateo de Guevara, los duques de Medina Sidonia o Mariana de Estupiñán (quien precisamente financia esta capilla mayor). De 1635 a 1665 (año en el que se bendice) se levanta la nave del templo. Estas dos fases se aprecian en la arquitectura del templo, dada la altura más baja de presbiterio y crucero, con respecto a las naves. Precisamente, en la transición entre el crucero y la nave es donde se ha producido este derrumbe que ha afectado al lado del evangelio y que se ha llevado por delante parte del muro de dicha zona del crucero.

En el colapso (más la acción de las filtraciones anteriores) se ha perdido parte de la decoración al fresco que decoraba las bóvedas de cañón y la bóveda rebajada sobre pechinas del crucero. Se trataba de motivos pictóricos realizados a principios del siglo XX siguiendo una estética barroca. A falta de un conocimiento detallado de lo perdido, de lamentar es también la pérdida del patrimonio mueble que se ha visto afectado por el hundimiento. De hecho, en esta zona del evangelio se conservaba un púlpito de madera tallada de inicios del XVIII, ubicado justo en la ‘zona 0’ del derrumbe. En ese testero del crucero se conservaba igualmente un lienzo barroco de San Cristóbal. Se desconoce si el derrumbe ha afectado también a este patrimonio mueble.

 

Mejor suerte (al menos temporalmente) ha corrido el resto de los retablos y pinturas que componen San Agustín, todas ellas dominadas por el retablo mayor, obra de 1690. Se trata de un conjunto realizado en madera tallada y policromada, de planta rectilínea y dividido en tres calles por columnas salomónicas. En su ático se conserva una imagen de San Agustín del programa iconográfico original y su hornacina central rococó (realizada en el siglo XVIII) se ubicaba la Virgen de la Paz. El resto de retablos del templo, ubicados en los testeros frontales del crucero, en el de la epístola de la misma zona y en las naves laterales son piezas fechables entre el siglo XVII y XVIII. Como piezas de interés, en la iglesia se conserva una pintura con el Éxtasis de Santa Teresa (en ático del retablo del lado de la epístola del crucero), una talla de un Cristo crucificado de escuela sevillana (siglo XVIII) ubicado en la primera capilla del lado de la epístola o una dolorosa de candelero (igualmente del siglo XVIII) que presidía la primera capilla de la nave del evangelio. 

Fuente: Tudiócesis.com

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