Parece que hoy, dos de noviembre, es un día idóneo para referirnos a la temática que en pintura se ha venido a denominar "Vanitas". Su nombre - que tiene su origen en el término latino similar- puede traducirse por vanidad, siendo un género muy practicado en la época barroca, de alto valor simbólico.
Su título y su concepción se relacionan con un pasaje del Eclesiastés: «Vanitas vanitatum omnia vanitas» («Vanidad de vanidades, todo es vanidad»). El mensaje que pretende transmitir es la inutilidad de los placeres mundanos frente a la certeza de la muerte, animando a la adopción de un sombrío punto de vista sobre el mundo.
En los cuadros de vanidades, los objetos representados son todos símbolos de la fragilidad y la brevedad de la vida, de que el tiempo pasa, de la muerte. En Europa -y más concretamente en Holanda- se desarrolló esta temática a través de bodegones donde solía aparecer con frecuencia el cráneo, fruta podrida o símbolos de las actividades humanas: saber, ciencia, riqueza, placeres, belleza...
En España, las composiciones fueron más variopintas, destacando -por ejemplo- "El árbol de la Vida" de Ignacio de Ríes (en la imagen superior) o las postrimerías de Valdés Leal que luelgan en los muros a los pies del templo de San Jorge, en el Hospital de la Caridad (imagen inferior).
Tanto para el iletrado -que apenas alcanzaba compreder el mensaje a través de los símbolos- como para el que podía leer sus leyendas e inscripciones, estos lienzos eran más que "didácticos" a la hora de predicar la inutilidad de los bienes terrenales para alcanzar la gloria celestial. Sobre esto, no se puede ser más explícito cuando se puede leer en el lienzo:
MIRA QUE TE HAS DE MORIR
MIRA QUE NO SABES CUANDO,
MIRA QUE TE MIRA DIOS
MIRA QUE TE ESTÁ MIRANDO.
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