En la ciudad de la dualidad perpetua (Sevilla/Betis, Macarena/Triana, capillitas/anticlericales...) una nueva realidad se nos echa encima: La
construcción de la "Torre Pelli". De nuevo, una oportunidad para posicionarse y enfrentar a los sevillanos en la barra de una taberna. Para no perder las costumbres, que eso gusta mucho en esta tierra. Algo parecido a lo que hemos vivido durante los últimos años con la construcción del "Metrosol-Parasol" (denominación de los afines al proyecto) o de las "Setas de la Encarnación" (nombre que le dan sus detractores), según se quiera ver.
Los defensores de estos proyectos faraónicos aluden a la modernización de la ciudad, al progreso, a darle sitio a la nueva arquitectura... utiliando como referente más cercano la Expo del 92. Por otro lado, los detractores, insisten en su impacto sobre la ciudad histórica, lo innecesario de la inversión o la falta de proyección global de estas construcciones hechas -aquí está casi todo el mundo de acuerdo- en honor y gloria del político de turno y de su caja de ahorrros afín. Lo cierto es -como en todos los pleitos- que ni unos ni otros tienen la verdad absoluta en su poder. Y en esa lucha dual, la que pierde es Sevilla.
Pierde Sevilla porque avanza a trompicones levantando o enterrando proyectos según quien gobierne. Porque por un lado, unos la promocionan como ciudad histórica y otros como vanguardista. Porque unos reclaman inversiones en la recuperación del patrimonio y otros gastan ingentes cantidades de dinero en proyectos que luego requieren una "puesta en valor" (porque de valor no tienen nada...).
Habría que recordar -a los defensores de la modernidad- que la Expo se construyó en un terrerno anexo al casco histórico pero fuera de él, que no tenía uso y que permitió la reutilización de un margen del río ampliando la ciudad, complementando su casco histórico pero sin devaluarlo. Un proyecto con cabeza. Pero meter "con calzador" las setas en pleno centro de la ciudad ha sido un capricho (de nuevo rico). Muy llamativo, pero metido "si o si" en pleno centro histórico.Como si la Expo se hubiese querido levantar entre la Avenida, la Puerta de Jerez y el Prado (zona habitual hasta el momento de celebración de grandes eventos).
La Torre Pelli, se diga lo que se diga, es la materialización de un poder establecido que quiere perpetuar su memoria, sin pararse a pensar en las consecuencias que puede tener para el resto de los ciudadanos, para las empresas que se han establecido en la Cartuja (que tendrán que venir en bici -claro- porque los atascos prometen ser considerables) o para el impacto visual al que van a condenar a esta ciudad milenaria. Hacía falta tener una torre. ¿Porqué no se ha construido en la entrada a Sevilla por la zona oriental, para "poner en valor" el extraradio y hacer de ese acceso a la urbe una referencia arquitectónica del s.XXI? ¿O junto a la Pablo de Olavide? ¿O en la zona norte junto al nuevo Parque empresarial Torneo? Por poco no la meten en la Puerta Real o en la Magdalena, con tal de posicionarla en el centro de la ciudad...
Al final, parece que lo único importante es tener un punto de referencia hacia donde mirar (y que me miren), una torre donde hacerse las fotos, para aquellos que les horroriza hacérselas a los pies de la Giralda, porque eso no es "cool", eso es antiguo, facha y de conservadores inmovilistas ¡Ni que la hubiese levantado el Cardenal Segura! A partir de ahora, se escuchará a las madres de las sevillanas recién casadas: "Pues después del ayuntamiento. mi niña se hizo las fotos delante de la torre pelli...y han salido de dulce".
PD: ¡Qué pena que seamos así, en vez de trabajar juntos, codo con codo, por nuestro futuro...!