Durante cuatro días se ha celebrado en la sede de la Fundación Cajasol, en Sevilla, el Seminario Internacional sobre Catedrales y Monasterios Patrimonio Mundial. Organizado por el Cabildo Catedral con la colaboración de la Fundación Cajasol, la Universidad de Sevilla y la Pablo de Olavide., ha contado con la presencia de más de doscientos asistentes (entre técnicos, sacerdotes, estudiantes e interesados en general) y un buen número de ponentes de reconocido prestigio. Las sesiones quedaban inauguradas en la noche del pasado martes con la ponencia a cargo del Excmo. Sr. Arzobispo de Sevilla, D. Juan José Asenjo Peregrina, quién daba paso a las tres jornadas de trabajo.
La sesión del miércoles estuvo centrada, en gran parte, en la protección del Patrimonio Mundial, contando con la presencia de Juan Manuel Becerra, Jefe de Servicio de Protección del Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía y de Víctor Fernández Salinas, profesor de la Universidad de Sevilla y miembro de la Junta directiva de ICOMOS, quien analizó los edificios y espacios del Patrimonio Mundial en Sevilla, incidiendo en “la amenaza que entraña la Torre Pelli para el paisaje de la ciudad, no tanto por su diseño sino por su ubicación a apenas un kilómetro y medio del conjunto patrimonial Catedral-Archivo-Reales Alcázares”. Junto a ellos, las experiencias de la Catedral de Burgos y el Monasterio de Poblet, verdadero ejemplo de gestión sostenible e integración entre la conservación, el uso religioso de la comunidad y el turismo como recurso.
El jueves se dedicó, en una primera parte, a las aportaciones de los estados sudamericanos al Patrimonio Mundial y la peculiaridad de estos bienes que, en la segunda mitad del XIX, pasaron de manos de la Iglesia a la Nación. México D.F., Puebla, Oaxaca o Potosí fueron algunos de los ejemplos expuestos como modelos de gestión y valoración de lo que ha supuesto su inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial. En una segunda parte, se analizaron los casos de los monasterios españoles de Guadalupe, en Cáceres y de Yuso y Suso de San Millán de la Cogolla, en La Rioja, declarados Patrimonio Mundial en 1993 y 1997, respectivamente.
Ya en la última sesión del viernes, se ha reflexionado sobre el carácter intergubernamental de la gestión de la Unesco, con la exposición del profesor Pérez-Prat. También se ha analizado el conjunto italiano de la Plaza del Duomo de Pisa, declarado Patrimonio Mundial hace 25 años al igual que el hispalense. Aunque ambos conjuntos comparten ciertos rasgos como la dispersión y la calidad arquitectónica, son más las diferencias: la ciudad italiana no sólo es mucho más pequeña y soporta el doble de turistas que Sevilla, sino que además su gestión corre a cargo de un organismo laico: la Opera Primazziale Pisana. Por último, Monseñor Carlos Alberto de Pinho Moreira, Delegado del Consejo Pontificio de la Cultura, -órgano del Vaticano encargado del patrimonio- ha reflexionado sobre los valores y el futuro del Patrimonio eclesiástico, dando paso a la mesa redonda y elaboración de conclusiones.
Durante estos tres días, además de haberse llevado a cabo correspondientes visitas a la Catedral, Archivo de Indias y Alcázar (monumentos sevillanos declarados Patrimonio Mundial), se ha elaborado un borrador con más de una decena de conclusiones que, tras su revisión, servirá para la publicación de un documento definitivo, entre las que destacan:
- La inclusión de un Bien en la lista de Patrimonio Mundial, más que un reconocimiento es una responsabilidad ya que lo convierte en modelo de referencia para otros en cuanto a conservación, restauración, gestión y disfrute.
- Debe existir un diálogo fluido entre el aspecto arquitectónico y el litúrgico con el fin de que exista una comunicación eficaz en favor de la protección de los Bienes.
- Los responsables de los Bienes (Unesco, gobiernos, Iglesia,…) deben revisar periódicamente los valores por los que se le concedió la distinción y comunicar sus conclusiones.
- El paisaje circundante al Bien, es también parte de él y por tanto, se debe de tener en cuenta.
- El patrimonio religioso está vivo y por tanto, la pérdida de vocaciones le está afectando sin que el turismo ofrezca una alternativa a ello.
- Los Bienes religiosos son lugares de formación evangelizadora y cultural que deben encontrar medios de transmisión y difusión.