miércoles, 26 de diciembre de 2012

Para ir a ver: García Ramos en el Bellas Artes de Sevilla

Desde el pasado 18 de diciembre y hasta el 5 de mayo de 2013 se puede visitar, en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, la muestra "García Ramos en la pintura sevillana". Con esta exposición se conmemora en el centenario de su muerte a una de las figuras más relevantes dentro del ambiente intelectual y artístico de Sevilla a finales del siglo XIX y primeras décadas del XX. 
 
José García Ramos (Sevilla, 1852 – 1912) perteneció a una generación de pintores sevillanos formados en torno a 1870 por Eduardo Cano. Su pintura académica de raíz romántica fue el punto de partida para los artistas de este momento, seguidores de un costumbrismo tardío que se convertiría en el inmediato antecedente de la pintura regionalista.

El proyecto expositivo de desarrolla a través de la propia biografía del artista en tres ámbitos y nos permite realizar un recorrido bastante representativo de lo que fue la polifacética producción de García Ramos no solo como pintor sino también como dibujante, ilustrador y cartelista. De hecho, hasta 71 obras entre pinturas y dibujos -pertenecientes a fondos del museo y algunas nunca expuestas- cuelgan de las paredes de las salas del antiguo convento mercedario.
 
El primer ámbito presenta la etapa de formación en Sevilla en la Academia de Bellas Artes y en el taller de José Jiménez Aranda, con quien viajaría a Roma y París, años determinados por el academicismo historicista y la influencia de Fortuny. El segundo muestra la etapa de plenitud del artista cuando se instala definitivamente en Sevilla y se convierte en el primer pintor de la ciudad, como apasionado intérprete de sus costumbres y celebraciones populares. En el rico panorama del arte local en torno a 1900 su pintura fue quizá la que mejor supo reflejar la sociedad andaluza más popular. Si observamos más allá del tópico costumbrista más superficial, en la obra de García Ramos se entremezcla lo castizo y festivo con la realidad más cotidiana del pueblo sevillano y andaluz. 
 
El recorrido concluye con el espacio dedicado a los últimos años, en los que aun manteniendo su personal interpretación del costumbrismo, se advierte cierto cambio estilístico y el interés en la recreación de una realidad menos grata y amable. Este momento se ilustra también con algunos de sus originales para carteles de las “Fiestas Primaverales de Sevilla” y las obras de pintores dedicados a la práctica de un costumbrismo aprendido de García Ramos, como Alfonso Grosso o Juan Miguel Sánchez.

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