Todos hemos escuchado alguna vez eso de "la suerte del principiante". Pues bien, a mí me ocurrió. Corría el año 2001 cuando la llamada de un sacerdote -antiguo profesor- me ofrecía la posibilidad de contratar mi primer trabajo como conservador-restaurador. Ya llevaba años trabajando bajo la dirección de otros restauradores y me ilusionó la idea. Cuando visité por primera vez la Parroquia de Nuestra Sra. de la Victoria de Morón de la Frontera (Sevilla), me encontré esta magnífica imagen en un rincón de la sacristía, desde donde rezumaba calidad artística. La habían bajado del ático del retablo mayor hacía quince años, y allí seguía.
Podía haber sido cualquier otra. Lo lógico hubiera sido empezar con una imagen sin valor... Lo cierto es que tuve la suerte de estrenarme con una magnífica escultura que, además, atribuímos al escultor José Montes de Oca (con el beneplácito de Antonio Torrejón, el gran estudioso de este artista). Una gran "ópera prima".
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