Hay cosas que en Sevilla suceden y nadie sabe porqué. Se consideran intrínsecas de la ciudad. Una de ellas es la dualidad con la que el sevillano convive desde que tiene uso de razón. Desde la fundación de la ciudad, atribuida por Peraza a Hércules y/o a César, a los tópicos más asumidos en la actualidad entre Macarena-Triana o Sevilla-Betis. Pues a principios del s.XX otra intensa dualidad imprimió carácter en la ciudad de la Giralda: Joselito y Belmonte.
Esta pareja de ilustres toreros sevillanos protagonizó unos años de dura rivalidad en los ruedos que trascendió a todos los ámbitos: políticos, culturales y sociales. O se era belmontista o se era gallista, sin reconciliación posible. Sin embargo, sus novedades, sus aportaciones, sus descubrimientos, sus contribuciones, sus formas y métodos, vistos en su conjunto, no fueron tan diferentes entre sí y han ayudado a comprender los caminos por los que ha evolucionado el arte del toreo. José Gómez Ortega y Juan Belmonte García, grandes amigos fuera de las plazas, no pueden entenderse el uno sin el otro; son la cara y la cruz, el final y el comienzo, el alfa y el omega, de una nueva forma de entender la Tauromaquia. Sus discursos taurinos, aunque en apariencia pasaran desapercibidos, se han influido, se han contrarrestado, han sumado, en definitiva, han sido complementarios.
Teniendo como base esta realidad, puede visitarse hasta el 15 de diciembre la exposición “Joselito y Belmonte. Una revolución complementaria (1914-1920)”. Dicho evento, celebra conjuntamente los centenarios de las alternativas de los dos toreros sevillanos e invita al visitante a vivir Edad de Oro del toreo. Organizada por el ICAS, evoca estos seis años de apogeo del toreo en Sevilla. En ella se ha querido plasmar el deseo de renovación de la ciudad de la que, en buena parte, participaron José Gómez Ortega “El Gallo” y Juan Belmonte “El pasmo de Triana”. Una revolución complementaria que se ha dado a conocer como “La Edad de Oro de la Tauromaquia”.
Joselito y Belmonte, considerados por muchos como los fundadores del toreo moderno, crearon una amigable rivalidad profesional que hizo que la popularidad de la tauromaquia llegara a cotas nunca vistas antes ni después en la sociedad española.
Como no podía ser de otra manera, cada uno pertenecía a una cofradía de la ciudad, de las cuales fueron benefactores y devotos: Joselito sentía desde temprana edad un inmenso fervor por la Macarena y especial cariño por la hermandad, cuya virgen vistió luto por su fallecimiento. Del mismo modo, la cuna de Belmonte fue Triana y a ella le unía el especial cariño por la Hermandad del Cachorro, con cuya túnica de nazareno fue amortajado tras su trágica muerte.
Joselito y Belmonte: una revolución complementaria (1914-1920) no es sólo una exposición taurina, ya que muestra paralelamente a la historia de los doa protagonistas, la vida de la ciudad, cómo era su gente, cuáles eran sus divertimentos principales, cuáles eran sus inquietudes y, sobre todo, enseña cómo se fue transformando lentamente la ciudad al calor del gran proyecto de Exposición Universal, que se celebró en sus terrenos en el año 1929. Esta imbricación entre Sevilla y el toreo queda perfectamente explicada en un discurso expositivo rico en matices, metafórico y sagaz que ha sabido articular una gran historia en dos espacios diferentes como Santa Clara y el Castillo de San Jorge, o lo que es lo mismo, Alameda de Hércules y Triana.
Otro de los grandes hitos históricos de esta Exposición ha sido conseguir, por primera vez, reunir y mostrar al público dos de los tres cuadros que el gran y polifacético pintor vasco Ignacio Zuloaga le hizo a su amigo Juan Belmonte. Gracias a la generosidad de los prestatarios, estos dos lienzos, cargados de emotividad, de trazados muy similares pero acentuados por una gama de colores diferenciada que muestra claramente la cambiante personalidad del protagonista, podrán ser disfrutados por todos los visitantes. Seguro que la experiencia inolvidable de pasear por la Exposición Joselito y Belmonte: una revolución complementaria, se transforma en una huida del aburrimiento y llena de sentido la contemplación de las verdades de la vida, que se da en la Tauromaquia.
La exposición puede visitarse desde el martes 15 de octubre hasta el domingo 15 de diciembre, de martes a sábado en horario de 10 a 14h. y de 17 a 20h., en el Espacio Santa Clara de la calle Becas y en el Castillo de San Jorge en la Plaza del Altozano. Los domingos el horario se reduce, abriendo sus puertas de 10 a 14h.
Fuente: ICAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario